
“No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente”. Virginia Woolf
Nacida con el nombre de Adeline Virginia Stephen el 25 d enero de 1882, fue una novelista, ensayista, escritora de cartas, editora, feminista y cuentista británica considerada una de las más destacadas figuras del modernismo literario del siglo XX. Cultivó el monólogo interior en alguna de sus obras más famosas, como La señora Dalloway (1925), Al faro (1927) o Las olas(1931. Woolf fue además pionera en la reflexión sobre la condición de la mujer que desarrolló en algunos de sus ensayos; entre ellos, destaca por la repercusión que posteriormente tendría para el feminismo Una habitación propia (1932). Miembro del llamado grupo de Bloomsbury, formado por intelectuales y artistas, contrajo matrimonio con Leonard Woolf, también miembro del grupo, y mantuvo una relación amorosa con la escritora Vita Sackville-West, a quién dedicó su obra Orlando (1928), en la que se difuminan las diferencias entre la condición masculina y femenina, encarnada en el protagonista que tiene la facultad de transformarse en mujer.
Durante su vida sufrió una enfermedad mental que hoy se conoce como Trastorno Bipolar y también padecía de depresión. Diferentes situaciones en su vida hicieron que su condición empeorara hasta que fue incapaz de trabajar.
El 28 de marzo de 1941, a la edad de 59 años, se puso un abrigo que llenó de piedras en sus bolsillos y se arrojó al Río Ouse cerca de su casa y se ahogó. Su esposo enterró sus restos bajo un árbol en Rodmell, Sussex.
Lo último que escribió fue a su marido:
Siento que voy a enloquecer de nuevo. Creo que no podemos pasar otra vez por una de esas épocas terribles. Y no puedo recuperarme esta vez. Comienzo a oír voces, y no puedo concentrarme. Así que hago lo que me parece lo mejor que puedo hacer. Tú me has dado la máxima felicidad posible. Has sido en todos los sentidos todo lo que cualquiera podría ser. Creo que dos personas no pueden ser más felices hasta que vino esta terrible enfermedad. No puedo luchar más. Sé que estoy arruinando tu vida, que sin mí tú podrás trabajar. Lo harás, lo sé. Ya ves que no puedo ni siquiera escribir esto adecuadamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que debo toda la felicidad de mi vida a ti. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno. Quiero decirlo —todo el mundo lo sabe. Si alguien podía haberme salvado habrías sido tú. Todo lo he perdido excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir arruinando tu vida durante más tiempo. No creo que dos personas pudieran ser más felices de lo que hemos sido tú y yo. V.