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Psicopedagogos y expertos en crianza coinciden en que cuando dormir con los hijos se vuelve hábito, se puede generar un daño en el desarrollo del menor. Estudios aseguran que son más las desventajas cuando los niños se pasan a la cama de los padres.

Expertos hablan de los hitos del desarrollo, esas destrezas que el niño adquiere en su crecimiento. Entre esos está la alimentación, el dormir y el desarrollo motor, del lenguaje y afectivo. “Estas habilidades están marcadas en la etapa del paso de la dependencia absoluta que tiene un bebé de los padres, a lo que llamamos la dependencia relativa, en la cual el niño va logrando autonomía, autoestima, integración de la identidad y consolidación del ser”, explican los expertos.

Dormir se enmarca en este proceso y es un proceso mutuo: el menor se desprende de los adultos, y viceversa. “Es importante que en los tres primeros meses los padres duerman con el bebé para cuidarlo y protegerlo. Después debe pasar a su cuarto”.

“Todos los niños tienen que adquirir independencia, por ejemplo, en el proceso de alimentación. Imagínese a un niño de 5 años al que los papás le tengan que dar la comida. Lo mismo ocurre a la hora de dormir. ¿Para qué quiero que el niño duerma conmigo? ¿Soy yo quien no se desprende?

Durante el tiempo de adaptación a la separación, se debe acomodar todo para que el niño se sienta protegido: luz apagada o tenue y que no haya ruido. Que se sienta en un espacio tranquilo.

Cuando el niño presenta problemas para dormir, generalmente se da por temores. Lo aconsejable es que los padres acompañen al niño mientras se calma y esperen a que se quede dormido. Deben explicarle que ellos están para protegerlo.

Con el tiempo, el niño dejará de sentir temor y podrá dormir de corrido. Hay varias etapas en las que es frecuente que los niños se despierten. La primera, durante el periodo de lactancia, cuando el menor se alimenta cada tres horas aproximadamente. Luego, entre los 3 y 4 años, cuando creen en monstruos y tienen pesadillas. También a los 7 años, o antes, se pueden presentar temores. Es en estas situaciones cuando hay que tener paciencia y no permitir que el niño vaya a la cama de los padres.

Juana Patricia Chacón, psicopedagoga, dice que es necesario enseñarle al niño que así como papá y mamá tienen un espacio para ellos, también hay uno destinado para él. “Si se decide dormir con el niño, no debería ser un tema de todo el tiempo ni de todos los días, ya que no se puede de ninguna manera desplazar ya sea a papá o mamá de la cama para darle la entrada al niño. En este aspecto se debe ser muy coherente”, explica Chacón. La realidad es que si no se respetan esos espacios y el niño termina sacando al papá de la cama, puede afectar la relación de pareja.

 

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