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María Lázaro publica nuevo libro, «Redes sociales y menores. Guía práctica», para recordar a los adultos la tarea de educar a los menores en el buen uso de las nuevas tecnologías, acompañándolos a pesar de que sean nativos digitales.

Cada vez más disminuye la edad a la que niños y niñas empiezan a utilizar las redes sociales, al tiempo que el teléfono móvil revoluciona las pautas sociales de los adolescentes, crece la incertidumbre ante los riesgos y aumenta la sobreexposición de una identidad digital aún en ciernes.

¿Cómo evitar que las redes se conviertan en un campo de minas para los menores? ¿Es posible aprovechar su potencial creativo y socializador? ¿Qué derechos les amparan y qué deberes han de afrontar? ¿Cómo formar en competencias tecnológicas a la futura generación de ciudadanos digitales?

Este libro incluye la visión de especialistas en pedagogía, psicología, derecho, pediatría, ciberseguridad y diversas áreas, con la vocación de ejercer de guía a padres, madres, docentes y tutores. Porque, no nos engañemos, los nativos digitales no nacen: se hacen. Y en ese proceso, la educación y el acompañamiento son esenciales.

«Les damos el móvil desde bebés "para que me deje de molestar". Y, cuando son mayores, queremos quitárselo».

La batalla por el teléfono móvil, «Mamá, papá, quiero ser Youtuber», «Pero ¿por qué no me puedo abrir una cuenta en TikTok?» son solo algunos de los escenarios de sobra conocidos por los padres, a quienes suele darles pánico que su pequeño, con solo 7 años, ya esté pidiendo su propio móvil. Si a ello se le suma que los menores, también conocidos ya como «nativos digitales», se mueven como «peces en el agua» por internet mientras que sus padres y madres se sienten perdidos ante un mundo desconocido y cambiante, el panorama parece que no puede ser peor.

Sin embargo, aunque los hijos dominen mejor que sus padres un «smartphone», necesitan del acompañamiento de sus progenitores, quienes tienen la responsabilidad de educarles en el uso de las nuevas tecnologías.

De todo ello habla María Lázaro en su último libro «Redes sociales y menores. Guía práctica» (Anaya Multimedia), quien alerta de la importancia de educar en valores a los hijos, «algo que no viene en el manual de instrucciones del móvil ni en los "términos y condiciones de uso" de una red social», en organizar los tiempos de uso, etc. Y de que nada de ello será posible si los adultos «no dan ejemplo».

Los padres son los primeros que tiene que saber las características de las redes sociales a las que quieren acceder sus hijos. Esto supone saber la edad mínima de acceso, cómo funciona, qué tipo de contenido se comparte, cómo configurar el perfil de usuario, etc. Pero, por otro lado, con independencia de la edad, los progenitores tienen que conocer muy bien a su hijo, cómo se relaciona con las nuevas tecnologías, qué uso le va a dar a esa red social en la que quiere tener una cuenta o cómo va a desenvolverse en ella. Y todo esto implica hacerse una pregunta: «¿Qué valores previos le he dado?».

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