Los padres desempeñamos un papel fundamental para que nuestros hijos desarrollen su inteligencia. La clave está en brindarles las oportunidades y la estimulación necesarias para que desarrollen sus capacidades lo mejor posible.

El amor a nuestros hijos no es suficiente para estimular las capacidades, las habilidades y el crecimiento. El hecho de ser madre o padre es una tarea que requiere capacitación.

Los padres necesitamos rodearnos de un ambiente que favorezca nuestro aprendizaje y el de nuestros hijos para que de esta manera logremos un enriquecimiento mutuo.

Consejos para estimular la inteligencia de nuestros hijos:

- Consultar libros o páginas en internet con investigaciones recientes sobre la materia y reflexionar sobre el contenido de estos artículos.

- Consultar con un especialista (psicólogo, maestro) si tienes dificultades para llevarte bien con tu hijo, una intervención oportuna puede ayudar a aclarar un problema a tiempo para que no se convierta en un problema mayor.

- Comentar y compartir nuestras experiencias con otros papás o mamás, acudir al grupo de padres de la escuela.

- Realizar con los hijos actividades como ir a museos, asistir a espectáculos, salir a pasear, leer libros, aprender a tocar un instrumento, dormir lo suficiente y descansar por las noches, practicar algún deporte, enseñarles disciplina.

- Mantener una actitud amorosa y paciente para que nuestro hijo tenga la confianza de preguntar, cuantas veces sea necesario, sobre algún nuevo concepto o alguna indicación.

- Cultivar también la inteligencia emocional de nuestros hijos es fundamental para un buen desarrollo. La inteligencia emocional es la capacidad de gestionar nuestras propias emociones y las de los demás.

Ayuda a tu hijo a reconocer sus sentimientos y lo que ello conlleva. Por ejemplo: “Se te ha roto el juguete, es un juguete que te gusta mucho y es normal sentirse triste y enfadado. Pero si estás mucho tiempo así no vas a poder disfrutar de los otros juguetes que tienes”. Tus palabras tienen un gran poder en ellos.

Una buena relación entre padres e hijos implica respeto, apoyo, aceptación y afecto, pero también disciplina y límites. Si en la relación que tenemos con nuestros hijos fomentamos todos estos aspectos nos será posible, tanto a ellos como a nosotros, enfrentar las dificultades de la vida moderna y disfrutar de los resultados.